· Ayer falleció Moyses Aguiar, nuestro homenaje sincero a su aportación al teatro espontáneo , como profesional y como persona. Gran compañero de teatrada espontánea, tu teatro debate me hizo abrir los sentidos de que el teatro espontáneo multiplica la mirada y abre otros territorios para explorar. Llegar a al Foro Latinoméricano de teatro espontáneo en Uruguay en 2009 y escuchar tu mirada sobre el teatro espontáneo,me abrió el corazón y la mente, persona humana y cálida quedarás en mi recuerdo. Alto vuelo amigo.
Aquí dejamos su ponencia abriendo el III Foro Latinoamericano de Teatro Espontáeno, en Montevido en Uruguay en Septiembre de 2009
El teatro espontáneo busca crear condiciones para que las personas puedan expresarse con libertad y, así, no sólo encontrarse, sino también construir sus propios caminos.
Moyses Aguiar
En
setiembre de 2009 en vísperas al III Foro Latinoamericano de Teatro Espontáneo,
tuvo lugar en Montevideo un panel sobre “Teatro espontáneo: visiones hacia el
futuro”, en el que participaron: Moyses Aguiar, Gustavo Aruguete, Mario Flores
y Rasia Friedler (coordinación).
Es muy difícil hacer
previsiones sobre el futuro de un movimiento tan rico y complejo como lo es
el teatro espontáneo. Especialmente para quien está metido en él
hasta el fondo del alma. Al respecto pienso que me falta distanciamiento para
tener una mirada más amplia, para vislumbrar su inserción en el contexto global
y acompañar su trayectoria en su articulación con otros movimientos
socioculturales.
Lo que puedo hacer es
tratar de identificar, asumiendo que miro desde adentro, los vectores que
dinamizan ese movimiento, atribuyéndoles un sentido. Esos vectores, con el
sentido que les atribuyo, aportan rumbos, que son una mezcla de concreciones
y deseos. La visión del futuro es el diseño del deseo bosquejado con
trazos de la realidad.
Identifico la vocación
del teatro espontáneo a través de algunas características que constituyen su
identidad. Supongo, que cuando esas características son respetadas, con certeza
algo bueno va a suceder. No hablo de que vaya a ser un suceso, porque no me
agrada la idea de suceso, por su connotación ideológica estrechamente vinculada
al ideario capitalista salvaje. La idea de suceso presupone un objetivo preciso
a alcanzar y que puede ser definido previamente. No es el caso del teatro que
practicamos, porque nunca sabemos adonde va a llegar. Aunque sepamos cuales son
nuestros deseos, asumidos o secretos.
Para las consideraciones
de este momento, pretendo destacar tres de esas características del teatro
espontáneo.
La primera, es que es
una forma de arte. Aunque en su historia encontremos una conexión con la
psicoterapia, especialmente con el psicodrama, uno de sus despliegues mas
notables. Más el propio movimiento de la historia, que nos lleva a la
recuperación de su potencial, nos coloca mas cerca del arte que de la
psicología.
Si tomamos esa vocación
y tratamos de profundizarla, buscando actualizar nuestras potencialidades en
cuanto visión artística, con certeza algo nuevo va a acontecer. La tentación
que enfrentamos es la de encarar el teatro espontáneo de manera simplista: lo
tomamos como sinónimo de playback y decimos “basta que alguien cuente una
historia, que vamos a escenificar”. Entretanto esa reducción se muestra
inadecuada e imprecisa, no sólo porque existen muchos formatos de teatro
espontáneo además del playback, sino también porque son innumerables las
preguntas que se instalan para la formulación estética: desde la forma como
recibimos al público y hacemos el caldeamiento, pasando por los dispositivos
facilitadores de sus manifestaciones, por la elaboración dramatúrgica y la
escenificación, hasta lo que acontece después. Todo hace parte de un conjunto
artístico, cuyo perfeccionamiento nunca tiene fin. Cada puerta de la
creatividad que abrimos nos lleva a muchas otras, en un proceso rizomático de
multiplicación de desafíos y de posibilidades.
Y ahí se coloca la
cuestión del arte pura versus el arte aplicada. Podemos, si, utilizar el arte
del teatro espontáneo como herramienta de transformación, porque el propio arte
es en si transformador, como forma de conocimiento y como experiencia de vida.
Lo que constituye desafío es apostar por ese poder transformador a partir del
propio arte y, así, utilizarlo tanto como terapia como dispositivo
socioeducativo.
La segunda
característica es la producción colectiva, que diferencia el teatro espontáneo
de las otras formas de teatro, como de todas las modalidades de arte individual.
Todo el proceso implica la participación de un sinnúmero de actores, que
precisan estar sintonizados, abiertos, sensibles y dispuestos, entregados. Así,
no podemos pensar en desarrollar sólo habilidades teatrales centradas en una
persona, ya sea la del director, la del actor, la del músico, la del
iluminador, la del productor, o quien quiera que sea. La construcción es
conjunta, el desarrollo también.
El hecho de ser una
construcción colectiva tiene algunas implicaciones. Una de ellas es que es de
fundamental importancia para el desarrollo del teatro espontáneo que seamos
capaces de compartir nuestros trabajos, nuestras realizaciones, nuestros
descubrimientos, nuestras invenciones como grupos. El aislamiento nos debilita
como cualquier órgano que se amputa del organismo, como cualquier parte que se
saca del todo, en un proceso de mutilación mutua.
Las companias de teatro
espontaneo son en si mismas colectividades que son parte a la vez de
colectividades mas amplias, en al menos dos líneas. Una de ellas es la
comunidad dentro de la cual tienen su actuación, a la cual llevan su mensaje y
con la cual construyen la vivencia de creación escénica. La otra es la
colectividad de todos aquellos que hacen teatro espontáneo, en la misma ciudad,
en el mismo país, y en el mundo entero. El intercambio entre grupos nos coloca
dentro de esa perspectiva, expandida en el tiempo y en el espacio. En verdad,
esa colectividad mas amplia está construyendo el teatro espontáneo, como
producción de arte, como producción de conocimiento, como ampliación de la
calidad de vida y nosotros hacemos parte de ella, querámoslo o no. El desafío
es superar la omnipotencia que nos aísla y potenciar esa participación,
creyendo en el mutuo fortalecimiento y en la potencia creativa de la alimentación
recíproca.
El tercer punto a ser
considerado como característica del teatro espontáneo es su vocación
libertaria. Este sentido político, cuando no se considera, configura una
negación de la realidad, con todas las consecuencias imaginables. Hacer teatro espontáneo
no es, pues, ni neutralidad ni prédica ideológica, en el sentido de
presentar fórmulas listas para la solución de problemas de cualquier
naturaleza, de difundir formas de conductas a ser seguidas, de defender
intereses hegemónicos.
El teatro espontáneo
busca crear condiciones para que las personas puedan expresarse con libertad y,
así, no sólo encontrarse, sino también construir sus propios caminos.
Las personas que hacen
teatro espontáneo deben, por eso mismo, vivenciar su propia libertad, para que
puedan crear, para que puedan sintonizarse profundamente con el público y
proporcionarle la oportunidad de también experimentar la libertad de pensar,
sentir, expresarse y crear.
Así, el teatro
espontáneo no puede ser aprisionado en instituciones, en la medida en que
estas, como instinto de sobrevivencia, coloquen obstáculos a la plena libertad
de creación, ya sea bajo la forma de cánones, o bajo la forma de restricción de
oportunidades.
Dentro del espíritu
libertario, a nadie cabe, por ejemplo, decidir si lo que alguien o un grupo
hace es o no teatro espontáneo.
Aquí se configura una
contradicción: en el momento en que yo digo lo que considero son las
características del teatro espontáneo, de alguna forma estoy diciendo que lo
que se hace y que no se encuadra en esas características, no es teatro
espontáneo. Al pretender la inclusión, excluyo. Es irónico, pero así es: mis
palabras representan un posicionamiento personal, a partir de mi libertad, sin
ninguna autorización para contradecir a quien piense de forma diferente.
Avanzando en la
contradicción, la afirmación de que el teatro espontáneo se hace para promover
la libertad es una posición política pétrea, lo que nos desautoriza el hacer
teatro espontáneo buscando cualquier otro objetivo que no sea la promoción de
la libertad, especialmente aquellos objetivos vinculados a la imposición de
patrones de conducta y valores al servicio de fuerzas sociales hegemónicas.
En términos de visión
de futuro, esos tres parámetros me parecen fundamentales para que el teatro
espontáneo pueda cumplir su misión. El desafío es llevar adelante y profundizar
esa propuesta.
(Traducción:
Yani Nuñez)
(Publicado
en Campo Grupal Nº 130, febrero de 2011)